El 26 de diciembre de 2001 se creó la Fundación Patria Querida. Sus estatutos y el ánimo de quienes concurrieron a su creación, dan fe de que la intención era juntar a los ciudadanos más meritorios y conocedores de la realidad nacional para construir un programa de gobierno que trascienda la temporalidad “política” de un gobierno y pueda generarse una “revolución positiva” en las áreas de desarrollo e inclusión económica y social que el Paraguay necesitaba.
La convocatoria fue un éxito. Más de 300 técnicos en las áreas de desarrollo urbano, desarrollo rural, combate a la pobreza, salud pública, niñez y adolescencia, relaciones internacionales, educación primaria, secundaria y reforma universitaria,
industrias, reforma judicial, solo por citar las áreas de mayor importancia, aportaron sus ideas en talleres didácticos y dejaron un documento de una gran utilidad para el entonces gobierno nacional.
Sin embargo, la respuesta no fue muy diferente a la que cualquier grupo de bien intencionados ciudadanos estaría expuesta hoy: no hubo acogida favorable por parte de las autoridades nacionales que estaban — cuando no! — ensimismadas en una puja de poder sobre la legitimidad del gobierno.
Entonces se incluyó en el proceso de discusión una variable más: la posibilidad de convertirnos en actores políticos ante la ausencia de voluntad en la dirigencia política para acordar una agenda de desarrollo como país.
Así nace el Movimiento Patria Querida bajo una bandera: el desbloqueo de las listas sábanas. Esta fue la respuesta que encontramos para conseguir un aporte duradero para el país modificando la forma de elección de los representantes, de manera que el ciudadano cuente con una mayor capacidad de selección de sus preferencias. La respuesta de la ciudadanía fue formidable ya que superamos las 40 mil firmas necesarias para realizar la primera y única presentación vía “iniciativa popular” que se haya presentado en la historia paraguaya, alcanzando más de 74 mil firmas presentadas a la justicia electoral quien luego de certificarlas envió el proyecto al congreso paraguayo.
La respuesta del Congreso no fue diferente a la que tuvimos del ejecutivo. El proyecto, del cual se hicieron cargo entre otros, el prestigioso senador liberal Juan Manuel Benítez Florentín, fue rechazado por el pleno y archivado. La convicción de participar como actores políticos estaba más que redoblada en aquel entonces. Decidimos dejar nuestras zonas de confort y dedicarnos a la política.
Fue así que llegamos como Movimiento a nuestra primera elección en el año 2003. Tuvimos un resonante triunfo para una agrupación política recién nacida: 23% de los votos para presidente, 7 senadores y 10 diputados. Fue una elección extraordinaria.
A diferencia de experiencias anteriores y aprendiendo de ellas, el movimiento no despilfarró fondos, ni trabajó con operadores pagados. Al decir de su fundador, Pedro Fadul, el combustible que nos movía era “honor y gloria” en los libros de nuestros hijos “si las cosas salían bien”.
El Partido fue fundado oficialmente luego de esas elecciones, el 4 de marzo de 2004 y por decisión de la asamblea del movimiento motivado fundamentalmente en 3 ejes que vale la pena recordar:
Los resultados del 2008 y del 2013 fueron el resultado de no haber recordado el tercer punto arriba citado. Cometimos errores que habíamos prometido no cometer y los resultados fueron los que tuvimos por eso. Nadie más que nosotros fuimos responsables de ellos.
Pero eso hace que en el 2018 se haya renacido. Porque a diferencia de muchas ofertas políticas, el partido sigue siendo esa institución. Sigue albergando un ecosistema para que crezcan nuevos liderazgos, para que se siga escuchando a la ciudadanía con la honestidad de poder encarar los aciertos y errores de forma conjunta para ser mejores, para crecer y para generar estrategias que puedan hacernos llegar al poder y cambiar las prácticas políticas, no para generar beneficios personales para los miembros del partido ni para hacer brillar alguna luminaria política ni mucho menos posicionar económicamente a algún sector social.
Hay muchas otras cosas que se pueden mencionar sobre Patria Querida. Las hay para todos los gustos. Pero la más importante es y seguirá siendo que somos una institución. Y en una institución el respeto a la conducta es la que marcará la diferencia, hoy y siempre. A algunos les gustará lo que hagamos y a otros no, eso es tan seguro como que el sol seguirá saliendo por el Este. Pero nadie podrá decir que lo que nos condujo a tomar esas decisiones ha sido la mezquindad de hechos aislados y de intereses personales.
Porque si eso hemos de hacer, estaremos confinados al fracaso y al olvido. Para eso ya están los partidos tradicionales, y Paraguay se merece algo mucho mejor.